Caro Roldán

Hola soy Carolina Roldán, nací en un hogar amoroso en la ciudad de Medellín, Colombia. Soy la mayor de cuatro hijos, nos llevamos varios años entre nosotros, lo cual no ha impedido que seamos una familia bastante unida. Antes de cumplir 7 años, nos fuimos a vivir a Bogotá, ciudad donde viví casi toda mi vida. Estudié en un colegio femenino, de orientación católica y bastante conservador.

Las tradiciones y creencias familiares, así como la sociedad en la que crecí, marcaron un concepto de lo que significa “la felicidad” que básicamente, consistía en seguir las reglas del juego de la vida ya preestablecidas, y que tendrían como resultado ser feliz.  

Por esta razón, decidí estudiar ingeniería industrial, pensaba que era una carrera con la cual el éxito profesional estaba asegurado

Cuando iba por la mitad de la carrera, pensé en cambiarme a estudiar algo radicalmente diferente, algo como bellas artes, dado que desde niña tuve gran inclinación por la pintura y el color. Pero en la sociedad en que crecí, especialmente en las creencias de mi familia, estudiar Bellas artes era una pérdida de tiempo. Obviamente, no tuve el apoyo de mis padres. 

Ahora que lo miro con otra perspectiva, lo más interesante de esa experiencia, fue el miedo que me dio pensar que cambiarme de carrera, y convertirme en artista, no me permitiría convertirme en una mujer fuerte e independiente, características que creía indispensables para ser feliz. Me apropié de ese miedo, lo hice mío. 

De ahí en adelante decidí ignorarme o mejor, desconocerme, y luchar por encajar en el patrón preestablecido por la sociedad para mujeres como yo. 

Así que trabajé por muchos años como ingeniera, me especialicé en marketing, busqué ascender profesionalmente, ser reconocida, exitosa… A los 30 años ya ocupaba el cargo de Gerente nacional de mercadeo en una empresa multinacional, estaba casada, ganaba un muy buen salario, era una mujer hermosa e inteligente…. Tenía todas las cartas a mi favor, creía. 


De un momento a otro todo se derrumbó. Lo perdí todo. ¿Has visto que cuando llega una crisis, se cae todo casi al mismo tiempo? Yo perdí un bebé, mi trabajo y mi matrimonio en menos de dos años. Todo lo que había planeado, de repente no resultaba como yo quería. 

Decidí irme de mi país por un tiempo, estudiar en otro lugar, tomarme un tiempo sabático. Fue una de las mejores experiencias de mi vida y la disfruté intensamente. Pero en ese entonces, aún no comprendía que puedes huir de todo, menos de ti mismo.

No fue huyendo de mis fracasos como comenzaron a sanar las heridas. Pero sí fue gracias a ese viaje que inicié la búsqueda de mí misma, comencé a preguntarme quién soy y qué quiero para mí.

Unos años después regresé a mi ciudad de nacimiento, a comenzar de cero una vez más, con nuevas ideas e ilusiones, pero continuando en la búsqueda de mí misma. 

Fue cuando empecé a reconectarme con mi espiritualidad, a buscar con cuales ideas resueno y con cuales no, que comprendí que puedo ser la persona que yo quiera ser, no la persona que se supone que debo ser Aprendí a verme con otros ojos, a reconocer mis luces y mis sombras, y de esa forma comencé también a aceptarme y a amarme.

Lo más valioso para mí, ha sido aprender a crecer través de todas las experiencias de mi vida. Observar las vivencias como fichas que conforman un rompecabezas que poco a poco, me han permitido reconocer mi esencia y mi propósito de vida.  Todos tenemos un mundo interno por conocer, eso que nos hace únicos, sólo tenemos que descubrirlo, conocernos a nosotros mismos, aceptarnos y aprender a amarnos. 

Porque sentirte bien y resaltar el poder de tu interior ¡Sí es posible!
 

Testimonios

  • Susana Restrepo
    Cambio total en mi vida, libertad, capacidad de sanar diversas situaciones, empatía hacia los demás. Sanar el niño interior herido, la mejor experiencia en la que me he embarcado en mi vida
    Susana Restrepo
  • Ana Molina
    Me he sentido tranquila, feliz porque he logrado conocerme poco a poco y entender mis emociones y actitudes. Logré comprender también que, aunque apreciaba a la persona con la que estaba, ya no era feliz en la relación y lo mejor fue haber terminado. Quiero agradecerte inmensamente por todo lo que me has enseñado, porque nunca antes había pensado en este tipo de espacios para mí, pero ahora considero que toda persona debería iniciar estás sesiones. Las sesiones contigo son espacios libres de conocimiento propio y eso es algo que nunca tenemos en nuestro ritmo normal de vida. Muy agradecida.
    Ana Molina
  • Diana Loaiza
    ¡Más segura de mis capacidades! Me he sentido muy bien en las terapias
    Diana Loaiza
  • Diana Perneth
    Tranquila, más consciente de mis emociones y sentimientos. Gracias Caro por ser mi apoyo incondicional siempre.
    Diana Perneth
  • Evelin Maigual
    Muy bien, he entendido muchas situaciones, he reflexionado acerca del pasado y he aprendido a ver de manera diferente los sucesos y las personas.
    Evelin Maigual

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