Terapia de Parejas

¿Cómo es mi acompañamiento en Terapia de Pareja?
Un espacio para reencontrarse desde el amor y la conciencia
La relación de pareja es uno de los vínculos más profundos que experimentamos en la vida.
Cuando algo no fluye, muchas veces el conflicto habla más de historias personales no resueltas que del otro en sí. Por eso, en mi acompañamiento terapéutico propongo una metodología basada en la escucha profunda y el trabajo individual previo como base para sanar el vínculo.
Las primeras tres o cuatro sesiones se realizan de forma individual, con cada integrante de la pareja por separado. Son encuentros de una hora y media donde exploramos la historia personal, las heridas que cada uno trae consigo, los patrones aprendidos y los temas que ya existían antes de comenzar la relación. Este espacio permite que puedas hablar desde tu punto de vista, sin filtros ni interrupciones, y que juntos comencemos a poner claridad sobre lo que realmente necesita ser transformado.
Luego de este proceso individual, realizamos una sesión conjunta, presencial o virtual, donde ya todos hablamos el mismo idioma emocional. Desde ahí, trabajamos directamente en la relación: en la forma de vincularse, comunicarse, sostener los desacuerdos y reconstruir el amor desde un lugar más consciente.
Mi intención es acompañarlos en el camino de mirar con profundidad, asumir con responsabilidad y, si es posible, reescribir su historia desde un nuevo lugar.
¿Qué puede conseguir una pareja a través de este proceso?
Este proceso terapéutico no solo busca resolver conflictos, sino abrir un espacio para la transformación real del vínculo. A través del trabajo individual y conjunto, las parejas pueden:
- Reconocer las heridas personales que están influyendo en la relación y aprender a hacerse cargo de ellas con compasión y conciencia.
- Mejorar la comunicación, aprendiendo a expresar necesidades, emociones y límites de forma clara y respetuosa.
- Comprender los patrones inconscientes que se repiten en la dinámica de pareja, muchos de ellos heredados o aprendidos en la infancia.
- Restaurar la confianza y la conexión emocional desde un lugar más auténtico y maduro.
- Desarrollar herramientas para transitar los desacuerdos sin lastimarse ni desconectarse afectivamente.
- Redescubrirse como pareja, reconociendo lo que los une y resignificando la relación desde el amor propio y mutuo.