Autor: Maria Camila Vanegas Octubre 2021
No sé si alguna vez te has detenido a escuchar el diálogo que hay dentro de tu cabeza, pero entender las voces que habitan en nuestro interior es una herramienta increíble para auto conocernos. Aprender a identificar mi diálogo interior ha sido uno de los primeros pasos que he dado en este camino de volver a conectarme con quien auténticamente soy.
Una de las teorías sobre el diálogo interior afirma que dentro de nuestra mente hay 3 voces:
La voz del niño interior, que es el niño que alguna vez fuimos. Aprendimos a interpretar la realidad a través de sus ojos, lo cual nos lleva a observar con miedo, resentimiento o prevención. Cuando nos “conectamos” con el niño interior, sentimos que cuando las cosas no salen como queremos es porque nosotros tenemos algo malo o porque somos víctimas de la situación. Cuando interpretamos desde el observador del niño solemos reaccionar haciendo pataleta.
La segunda voz es la del juez, que es la voz del deber ser, es una voz de autoridad que se asocia a cómo nuestros padres o cuidadores nos hablaban, esta voz está llena de creencias basadas en los sistemas familiares y la sociedad, a mí personalmente esta voz me ha hecho sentir llena de ansiedades, me exige y me critica constantemente, es la que aprendí a identificar de forma más inmediata, es la voz que ha predominado en mi diálogo interno.
Tendemos a exigirnos mucho, a darnos muy duro, a criticarnos y juzgarnos constantemente por todo. Gran parte del día tenemos conversaciones negativas con nosotros mismos: no debería haber dicho o hecho esto, nunca voy a poder lograr aquello, esta persona hace las cosas mejor que yo, no voy a hacer las cosas como deseo… ¿Te ha pasado?, a mí también.
Con mucha frecuencia nos tratamos así, nos hacemos creer que es imposible llegar a donde queremos y que no lo merecemos. El asunto es que si pensamos que algo nos limita pues eventualmente lo hará.
La tercera es la voz del adulto consciente. Esta voz es objetiva y observa desde una perspectiva amplia. Está presente en el aquí y el ahora, sabe que somos un ser espiritual viviendo una experiencia humana, es una voz compasiva y amorosa con nosotros mismos.
A mí me ha costado identificar esta voz en mi diálogo interno, ya que las otras voces parece que hablan en un volumen ¡muy alto! jaja
Pero la voz del adulto consciente que me da soporte y objetividad, es la voz que me permite encontrar mi paz interior.
Escuchar atentamente cómo se manifiestan estas voces dentro de nosotros es el primer paso para empezar a trabajarlas conscientemente, es un proceso muy lindo de autoconocimiento.
Estamos acostumbrados a interpretar lo que vivimos desde la perspectiva del diálogo entre el niño interior y el juez. Cuando aprendemos a “bajarles el volumen” y comenzamos a escuchar la voz del adulto consciente, comenzamos a conectar con nuestra intuición y aprendemos a observar desde un lugar que nos permite tener una perspectiva objetiva y sana.
Hoy quiero invitarte a que te hables lindo, a que resaltes las cosas que te gustan de ti, a que te tengas compasión cuando te equivocas, deseo que puedas ver en ti la capacidad que tienes para convertirte en tu mejor amig@ para que así tengas mayor confianza y motivación para hacer realidad lo que quieres, porque tienes la capacidad y te lo mereces.
Te invito a que aprendas a ser testigo de tu diálogo interior.